La educación: Una mirada hacia la conciencia energética

Introducción

Para empezar, el término energía tiene diversas acepciones y definiciones, relacionadas con la idea de una capacidad para obrar, surgir, transformar o poner en movimiento. En física, energía se define como la capacidad para realizar un trabajo.​ En tecnología y economía, energía se refiere a un recurso natural.

Con referencia a lo anterior, podemos inferir lo siguiente: La energía es la capacidad que tiene un sistema para realizar un trabajo. Nuestro organismo extrae la energía de los alimentos para funcionar, los motores de los vehículos recurren a la gasolina o diésel para moverse y el sistema eléctrico busca energía en el agua, el viento, el sol, el carbón o el petróleo.

Con el tiempo, los humanos han desarrollado una comprensión de la energía que les ha permitido aprovecharla para usos que van más allá de la supervivencia básica. Es por ello, que desde diferentes partes del mundo alertan los problemas existentes en el medio ambiente producido por la acción del hombre, entre los que se destacan la producción y consumo de energía.

El consumo de energía eléctrica es vital para la sociedad moderna.

Desarrollo

En la actualidad, no es un secreto para nadie que tenemos problemas energéticos gracias al aumento de la población y al crecimiento de la cultura material alcanzados, los mismos han permitido introducir procesos tecnológicos y energéticos que tienen incidencia directa e indirecta en la naturaleza. Esto es considerado una situación preocupante, por lo que se hace necesario entonces, trabajar para establecer un sistema basado en el uso racional y eficiente de la energía como una de las dimensiones de la educación ambiental. De ahí, que sea objeto de atención en la enseñanza de la Física, adquiriendo un papel importante y motivador en el desarrollo de una educación energética en los estudiantes de la educación preuniversitaria.

Partiendo de que la educación es clave para fortalecer las instituciones democráticas, promover el desarrollo del potencial humano, reducir la pobreza, y fomentar un mayor entendimiento entre los pueblos. Incluir la educación en la energía sustentable es la base para impulsar el crecimiento económico, reducir las emisiones de gases contaminantes y crear nuevas fuentes de empleo.

Con respecto a lo anterior ya estamos hablando de la llamada revolución de Energía Verde, la misma debe basarse en programas educativos de alcance nacional, regional y global, que satisfagan las particularidades de cada uno de los países y que tengan un impacto positivo en el desarrollo de las sociedades y la preservación del planeta.

En este sentido, la educación energética, constituye una condición indispensable para lograr los objetivos de la Educación para el Desarrollo Sostenible. Desde esta perspectiva, la educación juega un papel significativo en este proceso, ya que el consumo de energía de cada persona depende directamente de su comportamiento, pero la base de éste es promovida por un proceso educativo, que propicia cambios en las actitudes individuales frente al uso de la energía; de ahí la importancia que adquiere en la actualidad, el tratamiento a la educación energética desde el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Arrastía, M. (2009), define la educación energética como un proceso pedagógico imbricado en la gestión del conocimiento en temas energéticos, como parte de la formación del capital humano (conocimientos, habilidades, comportamientos y modelos mentales).

Se asume este presupuesto, en tanto hace referencia al significado que adquiere el tema de la educación energética en el proceso formativo, lo que significa la importancia de la integración entre familiares, educadores, psicólogos, ingenieros y especialistas de los medios de difusión masiva y la comunicación social para lograr su desarrollo.

Puesto que la educación energética es un proceso continuo de influencias educativas orientadas al desarrollo de un sistema de conocimientos, procedimientos, habilidades, comportamientos, actitudes y valores en relación con el uso racional y sostenible de la energía contribuyendo a que los alumnos puedan hacer un uso racional y eficiente de los recursos energéticos.

Recordemos que, nosotros como docentes tenemos la responsabilidad y el compromiso de diseñar estrategias de aprendizajes que permita la concientización acerca de la importancia de la energía para preservar la vida, comprensión en cuanto a las distintas fuentes de energía y sus respectivos impactos ambientales, la importancia de conservar la energía y de su uso eficiente, logrando de esta manera obtener beneficios tanto ambientales como económicos.

 Para ello, debemos diseñar una campaña con actividades educativas que fomenten la cultura del consumo eficiente, tanto para los docentes como para los alumnos. Conseguir influenciar en sus hábitos diarios de modo que fomentemos debates, lluvias de ideas, talleres, creación de carteles, inserción con el entorno.

Debemos recordar que para lograr el uso adecuado de la energía requiere la involucración de toda la comunidad educativa.

Por otro lado, debemos aclarar estos términos. Cuando hablamos de conservación de la energía nos referimos a disminuir su uso y, cuando mencionamos eficiencia energética, pensamos en usarla de forma más productiva. Eficiencia no es disminuir nuestras comodidades diarias, sino usar la energía de una forma más productiva para obtener más. Por tal razón debemos acudir a las energías renovables, es decir, fuentes energéticas basadas en la utilización del sol, el viento, el agua o la biomasa vegetal o animal entre otras. La misma se caracteriza por no utilizar combustibles fósiles como sucede con las energías convencionales, sino recursos capaces de renovarse ilimitadamente.

Como consecuencia de lo anterior debemos hacer algunos cambios en nuestros hábitos sencillos como:

 1. Aprovechar la luz solar del aula abriendo las cortinas para no tener que encender la luz. Al menos por la mañana.

2. Aislar puertas y ventanas para optimizar el consumo de aparatos de climatización como el aire acondicionado o la calefacción. De modo que no se creen fugas de energía. 

3. Apagar todas las luces y aparatos eléctricos (ordenadores, impresoras, fotocopiadoras, etc.) cuando no se estén utilizando. Especialmente por la noche y el fin de semana. Se pueden formar grupos rotativos para que todos los alumnos participen y descubran cómo ahorrar luz en una escuela, de modo que puedan aplicarlo también en sus hogares.

4.  Optar por la compra de electrodomésticos “Energy Star”. Lo que significa que necesitan menor cantidad de energía para funcionar y por lo tanto son respetuosos con el medio ambiente.

 5.  Programar los ordenadores para ajustar la suspensión automática de la pantalla cuando no esté en uso.

 6. Contratar un servicio de asesoramiento energético para localizar y analizar posibles problemas en las tomas y suministros.

7. Contratar una empresa de luz suministradora de energía renovable que ofrece tarifas competitivas y responsables.

8. Usar bombillas fluorescentes compactas como CFL y LED. Es importante que toda la comunidad conozca los costes que comporta la electricidad en una escuela y lo que se puede ahorrar con el uso de bombillas LED. Para ello, pueden realizarse actividades pedagógicas que ayuden a calcularlo.

 Conclusión

Finalizo resaltando la importancia de la educación energética como promotora de cambios, ya que esta contribuye a desarrollar una conciencia no solo a los alumnos, sino a toda la comunidad educativa, teniendo en cuenta el papel didáctico que desempeñan en el proceso de enseñanza y aprendizaje, dirigido a la adquisición de conocimientos, el desarrollo de habilidades, cambios de comportamiento y formación de valores que los prepara para acceder al desarrollo sostenible.

Puntualizo, ahorrar energía en la escuela también es importante para el desarrollo de las conciencias de nuestros alumnos. Crear un entorno responsable, basado en el respeto con el medio ambiente, no solo favorece el entorno educativo. Porque no olvidemos que estará en sus manos construir un mundo mejor para el futuro.


Referencias
Arrastia, M. (2009). Ahorro de energía y respeto ambiental: bases para un futuro sostenible (Libro del PAEC para la enseñanza media). Habana. Política.

J. Fundora-Lliteras 2012 ·file:///C:/Users/Administrador/Downloads/Dialnet-LaEducacion Energética-7320558.pdf


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Luz Maria Ventura Velóz

Soy docente, laboro en el Politécnico Domingo Savio de Jarabacoa.